Educación y sentido de la responsabilidad
POR JOAN EGEA BARBER
22/07/2023
Del mismo modo que se afirma que la democracia es el régimen político que exige una mayor virtud y participación cívica de los ciudadanos, puede afirmarse con igual fundamento que las pedagogías innovadoras y las metodologías participativas, exigen una mayor implicación y responsabilidad personal en comparación con otras modalidades tradicionales.
La autoeducación y la autogestión supone superar o reemplazar la disciplina formal impuesta desde el exterior por la autodisciplina, donde cada estudiante asume su responsabilidad sin necesidad de controles externos.
Toda práctica educativa innovadora debe basarse en la pedagogía de la responsabilidad. Este hecho no se ha tenido suficientemente en cuenta porque esta responsabilidad no es tan fácil de adquirir cuando se ha estado acostumbrado a una disciplina impuesta desde el exterior.
Son los otros en la familia, la escuela, el grupo de pertenencia y la sociedad en general, quienes en última instancia indican y deciden las conductas a seguir. Aunque de este modo todos estén sometidos y actúen de acuerdo con ese control externo.
Frente a este desafío, surge una pregunta obligada: ¿Cómo lograr que educadores y estudiantes adopten esta responsabilidad y compromiso personal?
No podemos caer en la falacia de quienes, en el ámbito político, argumentan que el pueblo no está preparado, por lo tanto, la democracia no es viable en el presente. En educación, se utiliza un razonamiento similar: dado que los estudiantes no son responsables, no conviene correr los riesgos de organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje bajo la suposición de que actuarán de manera responsable.
En el desarrollo de procesos de enseñanza aprendizaje innovadores pueden darse diferentes circunstancias por las que no es posible llevarlos a cabo, pero básicamente es por una razón muy simple: no hay docentes ni estudiantes que tengan la intencionalidad educativa de ir adquiriendo y mejorando las siguientes actitudes y competencias básicas: Capacidad de diálogo, búsqueda de la verdad, rechazo de polarización dogmática, y por supuesto, el sentido de la responsabilidad.
Para ser responsable no se require de una preparación previa y luego intentar una didáctica de autoeducación y autogestión. La responsabilidad y la autodisciplina se aprenden a través de la práctica de tareas que exigen disciplina y responsabilidad por parte de quien las realiza. Por tanto, el razonamiento debe ser el contrario: una didáctica participativa es la que mejor prepara de forma progresiva para asumir responsabilidades.
La responsabilidad, al igual que la libertad, no es un don ni un regalo que alguien otorga o transmite a otro. Es algo que se debe entrenar y aprender a ejercer mediante la práctica. Se aprende a ser responsable al asumir y ejercer responsabilidades, no únicamente discutiendo, reflexionando y estudiando sobre cómo ser responsable.
Es cierto que la responsabilidad se adquiere y desarrolla a través de la práctica, y ciertas metodologías participativas contribuyen a ello. Sin embargo, si no existen docentes y estudiantes con un sentido de responsabilidad, la efectividad de estas propuestas pedagógicas transformadoras se ve limitada. En tales casos, será más efectivo recurrir a formas tradicionales de educación.
Así, el sentido de la responsabilidad se convierte en un pilar fundamental para el desarrollo de un sistema educativo efectivo y transformador. Solo cuando docentes y estudiantes abracen esta actitud, podrán desplegar todo su potencial y avanzar hacia un futuro de crecimiento y desarrollo personal que beneficie a toda la sociedad. Solo a través de la responsabilidad, construiremos los cimientos de una educación más sólida y una sociedad más próspera y equitativa para todos.
Joan Egea Barber