Fanatismo, dogma y polarización
POR JOAN EGEA BARBER
21/07/2023
En nuestra búsqueda de una convivencia pacífica y democrática, nos encontramos con un obstáculo de gran magnitud: el dogmatismo y la polarización en bandos irreconciliables.
Es necesario rechazar rotundamente cualquier manifestación de dogmatismo y fanatismo, ya sea en lo religioso, lo ideológico, lo político o cualquier otro ámbito de la vida.
El dogmático y el fanático tienen un modo de pensar y actuar que se caracteriza por lo siguiente:
- Sostienen que sus propias creencias y formulaciones son verdades absolutas e incontrovertibles, expresadas con juicios categóricos y afirmaciones definitivas. Esta actitud no permite el auténtico diálogo ni encaja con una actitud científica de búsqueda de la verdad.
- Los dogmáticos y fanáticos consideran que la doctrina o ideología de su bando es intocable y no admite discusión alguna. Su perspectiva es absoluta, mientras que desestiman o rechazan otras formas de ver la misma situación problema. De esta manera, cualquier intento de diálogo con quienes piensan diferente es visto como una complicidad con el error y el mal.
- Valoran y juzgan los hechos antes de observarlos con profundidad y en ciertas circunstancias proponen soluciones aplicando a ciegas y mecánicamente los principios como patrones rígidos del bando al que se adhiere. Siente la seguridad absoluta de estar y sentirse en el lado de la verdad y no tiene por qué preocuparse de verificar la validez de sus afirmaciones.
- Su mentalidad es cerrada, lo que les impide ver más allá de su "esquema incuestionable" de interpretación de la realidad.
- Su estructura mental le hace sectario: no entiende ni tolera a quienes no pertenecen a su “bando”, ni la verdad que pueda haber en “los otros”.
- Carecen de un adecuado razonamiento lógico. Sus afirmaciones les parecen tan obviamente verdaderas que no sienten la necesidad de respaldarlas con argumentos, datos o hechos. Incapaces de llevar a cabo un proceso discursivo, optan por etiquetar y descalificar a aquellos que no comparten su visión, o apelan a la autoridad para justificar sus creencias.
- Tienen una fuerte inclinación a excluir y condenar a quienes no aceptan sus dogmas o verdades. Quienes no se alinean con su pensamiento se convierten en condenados, y en el mejor de los casos, simplemente los desprecian.
Uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de una convivencia próspera, pacífica y democrática de las instituciones en particular y de la sociedad en general es el dogmatismo y la polarización en bandos irreconciliables.
Hemos de rechazar el dogmatismo y el fanatismo en cualquiera de sus formas, porque no solo se es dogmático en lo religioso, también se es en lo ideológico, lo político y en todos los órdenes de la vida.
Joan Egea Barber