Las claves del éxito según Maslow

POR JOAN EGEA BARBER
09/12/2022

Para sentirnos felices, las personas tratamos de progresar y prosperar satisfaciendo nuestras necesidades, de hecho, cuando no lo logramos solemos sentirnos fracasados. En cierta medida, podríamos definir nuestros problemas como la frustración por no satisfacer nuestros deseos o necesidades.

Los deseos y necesidades son diferentes en cada uno de nosotros, porque cada persona está influenciada por unos determinados contextos, experiencias de vida, valores o niveles de maduración psicológica y moral, entre otros.

Abraham Maslow fue uno de los máximos representantes de la psicología humanista que abordó el estudio de la personalidad, centrándose, sobre todo, en la libertad creadora propia de los seres humanos como experiencias de autorrealización.

Su propuesta fue una reacción ante el determinismo pesimista del psicoanálisis de Freud, enfocado en las perturbaciones psicológicas, y ante el conductismo en el que las personas reaccionan pasivamente ante el entorno.

Maslow posicionó su trabajo como complementario al de Freud, llegando a afirmar: “Es como si Freud nos proporcionara la mitad enferma de la psicología y ahora debemos llenarla con la mitad sana”.

Maslow estudió la personalidad que presentaban ciertas personas consideradas de éxito desde un punto de vista de autorrealización, entre ellas, Albert Einstein, Abraham Lincoln o Eleanor Roosevelt.

Descubrió que todas ellas, mantenían una personalidad coherente y un equilibrio armonioso entre salud física, mental y relacional, mostrando toda una serie de características comunes, como las siguientes:

1. Profunda mentalidad de libertad creadora. A pesar de las circunstancias y presiones conformistas del entorno que les rodea, son ejemplos del libre albedrío para crearse a sí mismos y sus vidas.
2. Nivel de consciencia que les trasciende. Desarrollan unos niveles de disfrute, satisfacción y asombro ante la vida que parecen trascenderse a sí mismos. Esta consciencia los lleva a comprometerse con experiencias y actividades que les generan un sentimiento de unidad sistémica. Pero, a pesar de este hecho, se muestran profundamente arraigados en la realidad siendo proactivos e innovadores en la resolución de situaciones problema.
3. Relaciones con las demás personas. Mantienen relaciones sanas con un pequeño grupo con el cual interaccionan con frecuencia.
4. Búsqueda de la soledad. Disfrutada por sí misma, la soledad también trae serenidad y desapego de la desgracia/crisis, y permite la independencia de pensamiento y decisiones.
5. Espontaneidad. Vida interior rica y poco convencional con una capacidad infantil para ver constantemente el mundo de nuevo y apreciar la belleza en lo mundano.
6. Autónomas. Independiente de la buena opinión de otras personas, y más interesado en la satisfacción interior que en el estatus o las recompensas.
7. Experiencias de máxima concentración y enfoque. En las que el tiempo parece haberse detenido.
8. Pensar, hablar y actuar. Como forma de creatividad humana.
9. Imperfecciones. Toda la culpa, la ansiedad, la autoinculpación, los celos, etc. que experimentan las personas normales, pero que no provienen de la neurosis.
10. Humildad y respeto. Creencia de que podemos aprender de cualquiera.
11. Autenticidad. Aceptación de sí mismos y de las cosas como son. Cuantos más rasgos se comparten con el grupo de personas autorrealizadas, mayores posibilidades de convertirse en el ser único y auténtico que somos.
12. Fraternidad. Amor genuino y deseo de ayudar a las demás personas.
13. Ética y valores. Nociones y valores claros sobre lo correcto y lo incorrecto. Basados en una visión positiva del mundo; el universo no es visto como una selva sino como un lugar esencialmente abundante, que nos proporciona lo que necesitamos para poder hacer nuestra aportación.
14. Sentido del humor. No les divierten las bromas que hieren o implican inferioridad, sino el humor que resalta la tontería de los seres humanos en general.
15. Resistencia a los perfiles colectivos de élites influyentes. Capacidad de ver más allá de los círculos limitantes impuestos por la cultura dominante y la era correspondiente.

La mayoría de las personas no consideran en su proyecto de vida personal y profesional un propósito de autorrealización, sino solo como un medio para cubrir las necesidades básicas. Pero el deseo de autorrealización forma parte de la esencia del ser humano, y su ausencia supone un vacío existencial causante de gran parte de los desequilibrios psicológicos individuales y colectivos de nuestra actual civilización.

Joan Egea Barber

Este artículo se corresponde con uno de los capítulos de la trilogía Vibra+ Sistémica, si te ha parecido interesante puedes ampliar información en el enlace siguiente.