Budismo y cristianismo dicen lo mismo: Todos somos uno

POR JOAN EGEA BARBER
13/08/2022

Budismo y cristianismo dicen lo mismo: Todos somos uno

El sistema que forma el automatismo humano funciona con flujos de energía que recorren todo su sistema vital.

Para un yogui, el universo entero está vivo, en movimiento y constante vibración. 

El universo está constituido por la Fuente de la energía (Prana Ruton) y el Campo electromagnético y líneas de fuerza (Akasha Askar):

  • LA FUENTE PRANA. La palabra PRA-NA está relacionada con la conducta de constancia y movimiento permanente. El prana es la energía vinculada a este movimiento. Si no hay prana o fuente de energía no hay existencia. El automatismo humano funciona mediante flujos de energía que dependen del físico, de los pensamientos, las acciones y el tipo de vida que llevamos. Su movimiento dinámico supone formas crecientes y decrecientes que generan un magnetismo personal, capaz de propagarse tanto interna como externamente a nuestro cuerpo.
  • EL CAMPO DE LINEAS DE FUERZA AKASHA. Existe como un determinismo que se encarga de mantener la energía vital en equilibrio dinámico. El ejército ASKAR trata de generar esta misma armonía a nuestras vidas siempre en sintonía del equilibrio dinámico del conjunto.
  • FEEDBACK (PRANAYAMA): Regulación y control de la energía del prana.
  • PROPAGACIÓN DE LA ENERGIA PRANA EN FORMA DE ONDAS: Los flujos de energía vibracional, por medio de las líneas de fuerza del campo se propaga en forma de ondas electromagnéticas, que dan como resultado la realidad material en todas sus formas. La materia, por tanto, es la expresión de la energía. Y las expresiones de todas ellas son la expresión de un RUTON universal. Los flujos de energía se generan en nuestro interior y resuenan con otros flujos de energía del exterior, propagándose como un eco por medio de las líneas de fuerza del éter.
  • RESONANCIA: Sensación como una manifestación sobrenatural, de paz interior que experimenta la mente cuando se expande, cuando nuestra energía de vibración traspasa los límites físicos, cuando conecta con lo trascendente, con lo Absoluto, cuando percibe la fusión y la unicidad con el Universo entero. Este pico energético puede experimentarse de diferentes modos. En la tradición oriental puede conseguirse esta sensación mediante la meditación y respiración.

Todo es uno y todo el mundo está interconectado por medio del Campo Electromagnético del Éter.

La separación es una ilusión de la consciencia no desarrollada, pero una ilusión necesaria en ciertas etapas de nuestro crecimiento y plan de vida, que traza un camino hacia la conciencia de la unidad del todo y la relación con todo lo que es. Cada persona recorre su particular etapa de desarrollo.

El error está representado por el egoísmo, el sentido de separación y la falta de conciencia de que cuando lastimamos intencionalmente al otro, esa fuerza rebota en nosotros mismos con mayor energía.

La mentalidad sistémica nos hace conscientes, entre otros, de lo siguientes principios psicoespirituales:

  1. Somos parte del Todo, este es el principio que guía la psicoespiritualidad de esta trilogía.
  2. Conexión con el Todo.
  3. Somos seres necesitados de los demás.
  4. En la vida si nos falta el otro estamos desconectados.
  5. Las relaciones comunicativas importantes se logran desde estados de resonancia con las demás personas, elevándonos a niveles inalcanzables de manera individual.
  6. No nos consideramos víctimas del tiempo y lugar de las crisis sistémicas.
  7. Nuestro sentido social y comunitario traspasa los niveles de superficialidad y representación teatral. Vivimos firmes desde unos valores compartidos por la humanidad.
  8. Los descubrimientos sobre el funcionamiento del Éter nos confirman que somos energía y que ya no somos un simple asiento de un enorme estadio deportivo. Somos el estadio.

El pensamiento central de la sistémica se basa en una visión más amplia que nos permita percibir el Todo como conjunto, donde todos y todas permanecemos interconectados y entrelazados.

La interconexión y entrelazamiento de todos los elementos componentes del sistema Universo, del Todo, nos explica las contradicciones, une todas las discrepancias, todas las polaridades.

Llegados a este punto solo nos queda ir con todo y resonar desde el encuentro con las fuerzas el Éter a través de un plan existente en cada uno de nosotros, y en el que todo lo que sucede no es por casualidad, sino que lleva el propósito de apoyar intersubjetivamente a la armonía y equilibrio dinámico de toda la creación.

TESTIMONIO DE NIKOLA TESLA

¿No es toda la vida humana testimonio de ello?

El nacimiento, el crecimiento, envejecimiento y la muerte de un individuo, una familia, una raza o una nación… ¿qué es todo ello sino ritmo?

Toda manifestación de vida, pues, incluso en su forma más compleja, tal como se muestra en las personas, no importa cuán compleja e inescrutable sea, es solo un movimiento al que se pueden aplicar los mismos principios de funcionamiento sobre el movimiento, que gobiernan el universo físico.

¿Puede nadie dudar hoy que los millones de individuos y los innumerables tipos y caracteres constituyen una entidad, una unidad?

Aunque tenemos libre albedrio para pensar y actuar, nos mantenemos unidos como las estrellas en el firmamento, por unos líneas de fuerza o lazos irrompibles.

No podemos ver estos lazos, pero los podemos sentir.

Me hago un corte en un dedo y me duele: el dedo es parte de mí. Veo a un amigo que sufre y sufro yo también: mi amigo y yo somos uno. Veo a un enemigo caído, un trozo de materia que, de todos los trozos de materia que hay en el universo, es el que menos me importa y, aun así, me aflige.

¿No prueba esto que cada uno de nosotros es una parte de un todo? 

Las enseñanzas sumamente sabias de la religión han proclamado esta idea durante siglos; probablemente no solo como un medio de asegurar la paz y la armonía entre los hombres, sino como una verdad de fundamento profundo.

El budismo lo expresa de un modo, el cristianismo de otro, pero ambas dicen lo mismo: todos somos uno.

Las pruebas metafísicas no son, sin embargo, las únicas que podemos sacar a la luz para apoyar esta idea. La ciencia también reconoce la existencia de esta conexión entre individuos separados, aunque no en el mismo sentido en que admite que los astros solares, los planetas y las lunas de una constelación son un cuerpo.

No cabe duda de que en años venideros esto se confirmará por medio de experimentos, cuando nuestros medios y métodos de investigar estados físicos, otros estados y fenómenos se hayan llevado a su perfección. Aún más: el individuo es efímero, las razas y las naciones vienen y van, pero el hombre permanece.

Ahí reside la profunda diferencia entre el hombre y el todo. Ahí, también, se encuentra la explicación parcial de muchos de esos fenómenos maravillosos relacionados con la herencia, que son el resultado de incontables siglos de influencia, débil pero persistente".

Este artículo se corresponde con uno de los capítulos del curso Teleautomatón, si te ha parecido interesante puedes ampliar información en el enlace de abajo.

Joan Egea Barber.

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