Diferencias y similitudes en la toma de decisiones de una maquina y un humano.
POR JOAN EGEA BARBER
12/08/2022
Comprender un sistema con poder de toma de decisiones siempre requiere conocer los procesos que en él se desarrollan para llevar a cabo sus funciones, así como la red o estructura organizativa que se configuran las relaciones entre sus diferentes componentes.
Comprender el funcionamiento de los procesos representa una de las principales claves para comprender e intervenir sobre realidades complejas.
Todo proceso actúa como un cerebro con capacidad de toma de decisiones, al cual le corresponde llevar a cabo intencionalmente una determinada función, por lo que tendrá que conseguir unos determinados resultados en forma de flujos de salida (outputs).
La realidad siempre nos puede resultar más cómodo percibirla dentro de dos parcelas aisladas, inconexas, donde el contexto y las interacciones no sean consideradas.
Comprender el automatismo humano por medio de procesos, nos hace conscientes de que solo podemos percibir aquellos flujos de entrada (inputs) que son "entendibles", de acuerdo con el filtro del módulo o subsistema de mediación interna que tenemos programado como resultado de nuestras creencias. La programación del cerebro del Automatón puede ser reprogramada en cada uno de nosotros.
Los feedbacks que regulan y controlan el funcionamiento del proceso, representan una alternativa a la lineabilidad y simplificación característica del paradigma dualista.
En el siguiente diagrama está representado el cerebro del Teleautomatón humano, por medio del símbolo de un transistor. Nuestro cerebro constituye un proceso mental o de consciencia personal, capaz de transformar los flujos de entrada en flujos de salida, como una especie de válvula de paso.
Para reconocer los diferentes módulos o subsistemas que constituyen todo automatismo complejo, podemos imaginar el ejemplo de los procesos llevados a cabo en una lavadora o secadora de ropa automática:
- Outputs: Son el resultado que queremos obtener, es decir, obtener la ropa limpia y seca.
- Medios mediación: Detergente, suavizante, agua, electridad...
- Inputs: Se corresponden con las acciones o actuaciones que llevaremos a cabo, como introducir la ropa en la cuba de la lavadora, poner el detergente, conectar la lavadora, etc.
- Feedbacks: Se pueden dar en cualquiera de las fases del proceso; por ejemplo, en la fase final, podemos comprobar mediante un sensor de humedad que nos indique el resultado final de la ropa. Si por ejemplo, el sensor detecta que la ropa aún permanece demasiado mojada, generará un feedback que se encargargue de enviarle un nuevo input que suponga, por ejemplo, un tiempo extra de aire caliente para terminar de secar la ropa.
La toma de decisiones que debe de desempeñar el cerebro de la lavadora, es muy diferente al de un automatismo humano. Sin embargo, los principios de funcionamiento de ambos sistemas son muy similares.
A las lavadoras, como a las personas, con el tiempo se les dotó de unas particulares programaciones, que les indican que deben hacer en cada momento.
Si en sus diferentes fases, el movimiento de una máquina está completamente determinado por la configuración de la programación, llamaremos a la máquina una "máquina automática".
El movimiento y acciones de un automatismo puede que, dependiendo de sus propósitos, solo esté parcialmente determinado por la programación, de ahí que el Automatón sea una “máquina automática”, entraría dentro de sus posibilidades.
La inteligencia artificial (IA) de las máquinas toma cada vez más decisiones por nosotros.
La realidad nos muestra seres humanos que quieren ser máquinas, y máquinas que queremos que se conviertan en seres humanos.
Pero en el diseño de todo automatismo artificial, a diferencia del Automatón humano, no existe espacio ni para la toma de decisiones ambivalentes ni para los compromisos.
Uno de los mayores riesgos de la humanidad es que la IA, sin que lleguemos a ser conscientes de ello, decida todo por nosotros. Esto constituye el mayor riesgo para poder perder toda posibilidad de diferenciarnos de simples máquinas.
El sistema de toma de decisiones del Automatón humano está constituido por un descodificador (módulo de mediación interna) que percibe e interpreta los flujos de información de entrada (inputs).
El cerebro realmente no fabrica ningún pensamiento, sino que el conocimiento necesita de una determinada frecuencia para ser manifestado. Funciona sencillamente como un teléfono móvil.
Sin las ondas previas que les llegan desde el exterior (emitidas unos milisegundos antes), pero que nos da la sensación de que son simultáneas no existe toma de decisiones ni conocimiento.
Antes de saberlo conscientemente, nuestro módulo de mediación inconsciente pone a nuestra disposición la información adecuada para vivir mejor.
Como la señal que nos envía el interlocutor en una telecomunicación con el móvil, la percibimos instantáneamente, pero en su dimensión espacio temporal ha sucedido antes. Nuestro sistema mental resuena con esas ondas que tenemos disponibles en forma de bolas de posibilidades en el cerebro colectivo del Éter.
Nuestro sistema metal de toma de decisiones recibe un input o flujo de información entrelazado antes de tomar cualquier decisión. Incluso para mover un brazo, recibimos una especie de llamada telefónica previa del cerebro colectivo.
Esta anticipación nos parece instantánea pero realmente se ha dado alrededor de medio segundo antes de saberlo. Tenemos la sensación de que es nuestro cerebro quien fabrica todas estas anticipaciones, pero no es así. Estos flujos de ondas, como materia, al mezclarse provocan resonancias diseñadas para que elijamos el mejor futuro en cada instante. Estos potenciales previos puestos a nuestra disposición en cada instante, nos ofrecen la posibilidad de recorrer el mejor camino de acuerdo con aquello que queremos hacer.
Desde este punto de vista, y dentro del ámbito intersubjetivo de la realidad, podemos afirmar, que existe una especie de determinismo y que la casualidad no existe.
Este ámbito intersubjetivo se complementa con la habilidad de crearnos a nosotros mismos desde nuestro libre albedrio subjetivo.
Estas ondas previas, o llamadas externas a la conducta, en ocasiones nos indican que debemos tomar decisiones difíciles, que en muchas ocasiones evitaremos tomar y filtraremos por no querer sentir el miedo de enfrentarnos a ellas.
Sin embargo, es desde esta energía generada por la presión del miedo, donde se producen las mayores oscilaciones capaces de transformarnos y modelarnos.
Las tomas de decisiones difíciles con compromiso nos ayudan a modelarnos a nosotros mismos y crear nuestro futuro.
La intencionalidad es la característica que distingue a los automatismos humanos de los artificiales.
En las elecciones o tomas de decisiones difíciles es un error creer que una alternativa es mejor que otra.
Cuando nos enfrentamos ante opciones ambivalentes debes comprometerte con una y hacer que sea la mejor para ti, que funcione.
Enfocarnos continuamente en pros, contras y en el cómo solo demuestra falta de confianza y compromiso.
Esto no quiere decir que lancemos una moneda al aire para decidir, sino que debemos ejercer la responsabilidad que implica el ejercicio del libre albedrio o libre voluntad creadora, que el ser humano posee en exclusivad para comprometernos y respaldar hasta el final la decisión que hemos tomado.
Vamos con todo con nuestra elección y la hacemos la mejor decisión, para hacer de mi yo soy, la identidad de alguien para quien la vida muestra su preferencia auténtica.
He tomado la decisión de vivir con esa preferencia, me he comprometido con esa elección, la respaldo y hago que sea mi mejor decisión. Porque son muchísimas las razones por las que prefiero y decido vivir de acuerdo con ella.
Crear esas razones constituye todo un proceso interno, un entrenamiento.
Por miedo de tomar decisiones erróneas solemos postergar hasta que las circunstancias sean otras y así la decisión resulte más sencilla.
En toma de decisiones difíciles. Una o la otra. Las dos son buenas. La que yo he elegido hacer que sea la mejor para mí.
Las dos son buenas. La que yo he elegido hacer que sea la mejor para mí.
Enfrentándome al miedo y la incomodidad porque se que ello me transforma y modela.
Otra forma de tomar decisiones consiste en el dejarse llevar.
Es un error la idea de que hay una respuesta ideal para cada uno. Hay muchas respuestas que podrían encajar. Pero, si te comprometes con una, esta será realmente la mejor para ti porque, como en cualquier decisión difícil, has puesto toda tu voluntad en ese camino y estás haciendo que esa elección sea la mejor para ti.
Las decisiones difíciles tienen que ser celebradas.
Enfrentarlas y utilizarlas para modelarse a si mismos.
No hay opción correcta yo la hago correcta. Al comprometerme con mi camino, las formas de percibir la realidad cambian radicalmente, porque desde los compromisos me ofrecen la posibilidad de encauzar mi vida como deseo.
Lo más importante es cómo enfrentamos los retos y presiones del muelle cuando te parece que el mundo no coopera contigo. Ahora sabes que esta presión no te pasa a ti sino para ti.
"Cuando hago una elección con compromiso, el obstáculo lo vivo como un reto a superar, siempe confiado por la ayuda que en todo momentor recibo del ejército Askar. Tengo una imagen clara y nítida de lo que quiero. No existen decisiones erroneas y todas son acertadas, porque el Ruton elegido es mi camino, soy yo, es mi identidad".
Este artículo se corresponde con uno de los capítulos del curso Teleautomatón, si te ha parecido interesante puedes ampliar información en el enlace de abajo.
Joan Egea Barber.